Sólo recordarlo mi cuerpo se enciende...
Ese día llegaste a mi casa... Abrí la puerta, pasaste y te pedí un momento para terminar de ducharme.
Recuerdo ese momento en el que me tomaste por la espalda justo cuando estaba de pie, frente al espejo...
Te acercaste a mí sigilosamente, me envolviste en un abrazo besando mi cuello, jugando con tus manos en mi pecho y no me dejabas darme la vuelta.
Mi cuerpo se erizó de placer del roce de tu boca, de tu tacto... Como pude me voltee a mirarte y me llevaste al sillón más cercano, quitaste mi blusa, sacaste mis pechos y comenzaste a lamer.
Me hiciste gemir con tus sabias manos y tus cálidos labios presos de mi piel... Me desabroché el pantalón y me subí en tus caderas. Como una posesa comencé a comerte a besos, a lamer todo tu cuerpo, a estremecerme del placer que me causabas.
Y tú mirándome gozar, escuchándome gemir y pedir más de ti.
Y tú mirándome gozar, escuchándome gemir y pedir más de ti.
En una pausa decidiste que gozaremos más lentamente , solo la luna era quien nos miraba.
Ella fue el testigo de lo que hicimos, de cómo tus caricias y las mías nos llevaron al cielo y al infierno alternativamente, de lo "cachonda" que me pones y de lo mucho que gozas conmigo ahí, así.
Una y otra vez hiciste temblar mi cuerpo y desbordarme de placer, esa lluvia que mis labios gozaban saboreándote, lamiendo lento todo tu delicioso ...
Tocaba mi turno de hacerte sufrir un poquito, de llevarte a estallar de placer.
Jugamos un buen rato, alternando caricias, miradas, besos Y, en cada una de tus embestidas, en cada grito de placer te entregué todo mi ser, mi mente, mi alma, mi cuerpo...
Cada uno de esos instantes fue decir "TE Quiero" y nada más.
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